Soy de un país de jodíos, que sabemos que estamos jodidos y no hacemos nada para salir de nuestra jodición*
De aquí soy, República Dominicana, también conocida como Quisqueya o "La Bella". El país Yin Yang: Paraíso de turista, Infierno de nativos.
Lo más gracioso de todo es que esa situación no va a cambiar hasta que seamos nosotros los de la iniciativa, no va a cambiar hasta que hagamos el cambio necesario, no va a cambiar hasta que "prediquemos con el ejemplo" como dicen.
Este fin de semana la vida me abofeteo (en Dominicano me dio una galleta). Me integré al grupo de voluntarios de la organización TECHO y fui a encuestar a familias que viven en extrema pobreza en un barrio de Santo Domingo no muy lejos de mi casa. Fui esperando encontrar casas en mal estado y las encontré. Fui esperando encontrar personas carenes de formación académica y los encontré. Fui a sabiendas de que me toparía con muchas personas enfermas y desempleadas y las encontré.
Lo que más me tomo trabajo digerir fue el ver personas sin sueños, sin aspiraciones, personas resignadas a su situación al punto de no preocuparse por echar pa' 'lante. Lo gracioso de todo es que no soy nadie para juzgarlos ya que todos vemos el sol de lados distintos y lo que para mi es correcto puede que ellos no lo conozcan. Ya sea por falta de interés de su parte, negligencia de sus familias, causa del ambiente simplemente por aplicar ese refrán que dice que "no se puede extrañar lo que nunca se ha tenido" Pero, entonces: ¿Como funciona eso de los sueños? ¿Ya pasó de moda el tener aspiraciones en la vida?
Para mi y para muchas de las personas que me rodean es fácil superarse, aspirar y hasta cumplir metas. Esto es gracias a que nacimos en familias que nos ayudaron y nos inculcaron valores, educación ganas de echar pa' 'lante y dejar de ser unos jodíos.
Al llegar a mi casa luego de la jornada de voluntariado me encontré con sensaciones confusas. Me sentí la persona más dichosa del mundo por la familia que tengo y a la vez me sentí mal por quienes no tiene la oportunidad de las cosas que yo tuve. Me sentí creída, arrogante, ciega, vanidosa, derrochadora, malcriada, egoísta... Todo por no haber notado las cosas que siempre he tenido y tanta falta le hacen a otros.
Cambiar el mundo depende de mi, depende de ti, depende de todos y es un trabajo de equipo donde todos somos uno en la lucha por una sociedad justa. Una donde los nadies sean alguien.
Lo más gracioso de todo es que esa situación no va a cambiar hasta que seamos nosotros los de la iniciativa, no va a cambiar hasta que hagamos el cambio necesario, no va a cambiar hasta que "prediquemos con el ejemplo" como dicen.
Este fin de semana la vida me abofeteo (en Dominicano me dio una galleta). Me integré al grupo de voluntarios de la organización TECHO y fui a encuestar a familias que viven en extrema pobreza en un barrio de Santo Domingo no muy lejos de mi casa. Fui esperando encontrar casas en mal estado y las encontré. Fui esperando encontrar personas carenes de formación académica y los encontré. Fui a sabiendas de que me toparía con muchas personas enfermas y desempleadas y las encontré.
Lo que más me tomo trabajo digerir fue el ver personas sin sueños, sin aspiraciones, personas resignadas a su situación al punto de no preocuparse por echar pa' 'lante. Lo gracioso de todo es que no soy nadie para juzgarlos ya que todos vemos el sol de lados distintos y lo que para mi es correcto puede que ellos no lo conozcan. Ya sea por falta de interés de su parte, negligencia de sus familias, causa del ambiente simplemente por aplicar ese refrán que dice que "no se puede extrañar lo que nunca se ha tenido" Pero, entonces: ¿Como funciona eso de los sueños? ¿Ya pasó de moda el tener aspiraciones en la vida?
Para mi y para muchas de las personas que me rodean es fácil superarse, aspirar y hasta cumplir metas. Esto es gracias a que nacimos en familias que nos ayudaron y nos inculcaron valores, educación ganas de echar pa' 'lante y dejar de ser unos jodíos.
Al llegar a mi casa luego de la jornada de voluntariado me encontré con sensaciones confusas. Me sentí la persona más dichosa del mundo por la familia que tengo y a la vez me sentí mal por quienes no tiene la oportunidad de las cosas que yo tuve. Me sentí creída, arrogante, ciega, vanidosa, derrochadora, malcriada, egoísta... Todo por no haber notado las cosas que siempre he tenido y tanta falta le hacen a otros.
Cambiar el mundo depende de mi, depende de ti, depende de todos y es un trabajo de equipo donde todos somos uno en la lucha por una sociedad justa. Una donde los nadies sean alguien.