Llevo varios días tratando de encontrar explicación a lo inexplicable. Y aun no la encuentro. Creo que hay cosas que simplemente son como son, nos guste o no.
Lamentablemente, hasta ahora es una realidad que:
“Nadie se lleva a casa un inodoro portátil. No importa cuán útil sea ni la cantidad de veces que saque a alguien de apuros. Siempre será un inodoro portátil. Con sus beneficios y limitaciones. En casa se tienen inodoros de verdad, los demás son solo para pasar el rato. Por cruel que sea”
Uso el ejemplo de los inodoros porque usar los sujetos reales desataría una que otra discusión moralista en que no quiero incurrir. Ya más adelante se entenderá quien es quien en el caso “Inodoros” pero sigamos con la trama.
En ambos casos -sea portátil o de cerámica el inodoro- se usan para las mismas funciones podría decirse. La única diferencia seria entonces como se usan, donde se usan y porque se usan.
El portátil es ese que te encuentras un día en las calles y te llega a la mente esos tiempos en que los usabas. Recuerdas lo fácil que era usarlo sin tener que estar pendiente de no hacer regueros y poner todo en su lugar. Te acuerdas de repente que ahora que tienes uno fijo dentro de casa ya todo es más calmado y por un momento quieres revivir esos días de antaño donde te preocupabas poco y resolvías igual por no decir mejor.
Pero hay algo, el hecho de que el portátil te llame la atención no quiere decir que te atreverás a cambiar el fijo por este ni mucho menos. Es como que muy bueno pero no tanto.
Sabes que el fijo es “el bueno” que es el que resuelve (algunas cosas claro). Es además de esto el que tu, tus hijos y personas cercanas utilizan a diario. Te preocupas por mantenerlo en buen estado, de que no le falte nada y le hacer sentir que es “el legal” -algunos lo hacen otros no...pero bueno- aunque en el fondo te entren ganas del portátil sabes que tienes en casa el que te conviene.
Y ahí estas tú con tu inodoro de cerámica tan limpio, bonito bien acondicionado… pero aun así te dispones a calentar el portátil. Estás consciente de que no puede ser más que un inodoro de paso pero ahí estas. Cruzando esa delgada línea entre lo correcto y lo “incorrecto”. Siendo agradecido y desagradecido. Siendo señor de tu casa y queriendo ser hombre de construcción -sin ofender-.
Sabes que no esta bien. Sabes que no te gustaría llegar a casa un día y descubrir que tu inodoro no está. Pero la curiosidad es más poderosa que la razón, desgraciadamente.
Un punto en que no te detienes a pensar es en cómo se siente el portátil. No te has detenido ni un solo segundo a pensar que tal vez ese pobre inodoro portátil esta cansado de visitantes pasajeros y busca algo más estable. Es pasajero… para ti que tienes uno fijo pero para quien no tenga nada será el mejor del mundo si tan solo le llegara a tenerle.
Lo más chocante del caso es que tanto el fijo como el portátil son utilizados para los mismos fines, y tú lo sabes. Puede que el portátil no eligiera serlo o puede que si pero eso no le hace menos, ¿o si?. La única diferencia es el trato que uno recibe frente al otro. Así que ¿por que no tratar al fijo como a uno portátil o viceversa?
Y ya para aclarar la parábola en caso de que aun queden dudas, ¿por que gastar tu tiempo viendo cualidades en otras en lugar de buscar la manera de cultivarlas en tu pareja? ¿por que jugártelas y decir, escribir, pensar o insinuar cosas sin detenerte a pensar que efecto causará en el receptor?
Continuará...
“Nadie se lleva a casa un inodoro portátil. No importa cuán útil sea ni la cantidad de veces que saque a alguien de apuros. Siempre será un inodoro portátil. Con sus beneficios y limitaciones. En casa se tienen inodoros de verdad, los demás son solo para pasar el rato. Por cruel que sea”
Uso el ejemplo de los inodoros porque usar los sujetos reales desataría una que otra discusión moralista en que no quiero incurrir. Ya más adelante se entenderá quien es quien en el caso “Inodoros” pero sigamos con la trama.
En ambos casos -sea portátil o de cerámica el inodoro- se usan para las mismas funciones podría decirse. La única diferencia seria entonces como se usan, donde se usan y porque se usan.
El portátil es ese que te encuentras un día en las calles y te llega a la mente esos tiempos en que los usabas. Recuerdas lo fácil que era usarlo sin tener que estar pendiente de no hacer regueros y poner todo en su lugar. Te acuerdas de repente que ahora que tienes uno fijo dentro de casa ya todo es más calmado y por un momento quieres revivir esos días de antaño donde te preocupabas poco y resolvías igual por no decir mejor.
Pero hay algo, el hecho de que el portátil te llame la atención no quiere decir que te atreverás a cambiar el fijo por este ni mucho menos. Es como que muy bueno pero no tanto.
Sabes que el fijo es “el bueno” que es el que resuelve (algunas cosas claro). Es además de esto el que tu, tus hijos y personas cercanas utilizan a diario. Te preocupas por mantenerlo en buen estado, de que no le falte nada y le hacer sentir que es “el legal” -algunos lo hacen otros no...pero bueno- aunque en el fondo te entren ganas del portátil sabes que tienes en casa el que te conviene.
Y ahí estas tú con tu inodoro de cerámica tan limpio, bonito bien acondicionado… pero aun así te dispones a calentar el portátil. Estás consciente de que no puede ser más que un inodoro de paso pero ahí estas. Cruzando esa delgada línea entre lo correcto y lo “incorrecto”. Siendo agradecido y desagradecido. Siendo señor de tu casa y queriendo ser hombre de construcción -sin ofender-.
Sabes que no esta bien. Sabes que no te gustaría llegar a casa un día y descubrir que tu inodoro no está. Pero la curiosidad es más poderosa que la razón, desgraciadamente.
Un punto en que no te detienes a pensar es en cómo se siente el portátil. No te has detenido ni un solo segundo a pensar que tal vez ese pobre inodoro portátil esta cansado de visitantes pasajeros y busca algo más estable. Es pasajero… para ti que tienes uno fijo pero para quien no tenga nada será el mejor del mundo si tan solo le llegara a tenerle.
Lo más chocante del caso es que tanto el fijo como el portátil son utilizados para los mismos fines, y tú lo sabes. Puede que el portátil no eligiera serlo o puede que si pero eso no le hace menos, ¿o si?. La única diferencia es el trato que uno recibe frente al otro. Así que ¿por que no tratar al fijo como a uno portátil o viceversa?
Y ya para aclarar la parábola en caso de que aun queden dudas, ¿por que gastar tu tiempo viendo cualidades en otras en lugar de buscar la manera de cultivarlas en tu pareja? ¿por que jugártelas y decir, escribir, pensar o insinuar cosas sin detenerte a pensar que efecto causará en el receptor?
Continuará...