Un día como hoy pero diez años atrás, una neoyorquina regresó de París a "La Gran Manzana" para vivir su cuento de hadas. Y lo hizo de manos de la persona en quien encontró ese amor "ridículo, inconveniente, consumidor e incapaz de vivir sin el otro" que andaba buscando.
Hoy es el décimo aniversario del final de la historia que supo llevar risas y poner a pensar a millones de personas, incluyendome.
Sex And The City fue sin duda alguna una de esas historias con que una se siente identificada en algún momento. Tiene también cosas que no todo el mundo comparte pero ¡viva la diversidad!
Sex And The City fue sin duda alguna una de esas historias con que una se siente identificada en algún momento. Tiene también cosas que no todo el mundo comparte pero ¡viva la diversidad!
La historia de Carrie y Big me mostró que el amor no debe ser perfecto, porque se da entre personas imperfectas. Que los prejuicios son producto de mentes temerosas al cambio. De sus múltiples separaciones aprendí que, ser orgulloso no es una decisión inteligente. Que hay que tragarse el orgullo para poder saborear la felicidad. Que no hay fecha limite ni número específico de chances para empezar de nuevo. Que los sueños se hacen realidad si se trabaja en ellos y que no siempre lo que nos conviene es lo que nos hace felices. Que amar es aprender a respetar y entender las diferencias del otro y quererle por lo que es no por lo que queremos que sea. Aprendí además que sin importar cuantas parejas entren o salgan de nuestras vidas no lo superaremos sin nuestras amigas. Pero lo más valioso que aprendí es que no importa cuantas veces una persona nos falle, si le queremos de verdad perdonaremos un millón de veces.
De Charlotte aprendí que ser positivo no cuesta, pero, que a veces se hace difícil entender el porqué de nuestra felicidad cuando se ve el sufrimiento de quienes nos rodean. Que cuando condicionamos mucho el amor corremos el riesgo de quedar solos, que una pareja es en las buenas y en las malas y que las rutinas matan, que ser mujer no es hacer lo mismo que las demás, sino lo que nos gusta por absurdo que parezca.
De Samantha aprendí a saberme antes de intentar explicarme ante los demás. Tal vez ella no es el mejor ejemplo, pero es sin duda una mujer segura de si y capaz de gritar al mundo quien es y lo que quiere. Nunca se detuvo a pensar en el qué dirán e incluso en sus momentos más difíciles supo sonreír y salir adelante. Nunca tuvo miedo a probar cosas nuevas, por eso nunca pensó que el mundo se moviera tan rápido como muchos decian.
De Miranda, de ella me queda su originalidad, fuerza y valentía. Nunca intento ser algo que no era, tampoco andaba buscando el mismo tipo de felicidad que las demás mujeres de su edad. Sabía lo que quería y trabajaba para tenerlo.
De Carrie, aprendí a encontrarme. Ella fue una de mis inspiraciones para bloggear. Me encantaba la forma en que plasmaba sus vivencias y como las compartía, siempre admiré esa chispa tan suya para escribir, vivir y su forma tan única de ver la vida. Y a pesar de que No Soy Carrie Bradshaw, ella es parte importante de lo que soy. Aprendí también, que el primer paso para lograr lo que se quiere es tenerlo claro y que no importa cuantas veces la vida nos grite que estamos equivocados, lo que importa es que nuestra mente y corazón estén dispuestos a ignorar las malas voces y dejarse llevar por lo que sienten.
Por si todo esto fuera poco, resulta que HBO me ha recomendado que escriba mi propia columna. Luego de responder 89 preguntas en una trivia sobre la serie, (http://www.hbo.com/html/series/sex-and-the-city/trivia/trivia.html) está super divertida.